ARTÍCULO: BREVE ANÁLISIS DEL PROCESO DE DESCENTRALIZACIÓN EN EL PERÚ.
Después de recuperar la democracia de la dictadura instaurada en la década de los noventa, en el Perú se dio reinicio al proceso de descentralización a partir el año 2002, con la creación del Consejo Nacional de la Descentralización (CND), la misma que tuvo una efervescencia política en sus inicios, pues surge justo en un momento de cambios para el país, en el que se evidenciaba un modelo centralista que había generado grandes brechas de desigualdad y de oportunidad entre los peruanos; ahora a diecinueve años de haber iniciado este proceso podemos señalar que aún es un proceso trunco, donde no se tienen competencias bien definidas y claras entre el gobierno nacional, regional y local, en muchos casos se transfirieron competencias y no recursos, también fue una constante la falta de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno y no se realizó un monitoreo que permita evaluar cuales fueron los resultados reales en el logro de la calidad de vida de la población.
Así, entendido los errores cometidos, debemos aprender de ellos para retomar este proceso, comenzando con la población, que es el principal objetivo para alcanzar el bienestar social, por ello se tiene que hacer una reingeniería del proceso de descentralización e implementar un monitoreo, evaluar si la descentralización con los tres niveles de gobierno sirve para mejorar la calidad de las personas, analizar las mejoras en términos de capacidades, transferencias de competencias y recursos, cobertura de servicios, entre otros.
No es posible que un alcalde siga un gran porcentaje de su tiempo en Lima, tocando las puertas de los ministerios y rogando financiamiento para sus proyectos, por lo que se debe evaluar nuevos mecanismos de asignación de recursos del gobierno nacional a los gobiernos sub nacionales.
Actualmente el gobierno nacional maneja el 70% del presupuesto, y juntos los gobiernos regionales y locales (municipalidades provinciales y distritales) el 30%, lo que aun hace desproporcional esta distribución, y aunque algunos representantes de los gobiernos regionales y locales han puesto su mayor esfuerzo por mejorar la calidad de vida de su población, otros en cambio incurrieron en incapacidad, deficiencia y actos de corrupción, con la cual revierte la voluntad política de seguir con este proceso de descentralización, sin embargo no podemos retroceder, sino seguir adelante con este proceso, estableciendo nuevos mecanismos de control y transparencia e impulsando la participación de la población, para así juntos podamos alcanzar el bienestar social en un país descentralizado y con oportunidades reales para todos.
Por: Lic. Hilthon Nahuamel Uscamayta